El Consagrado deja a un lado la vida pragmática, no se conforma solo con hacer las cosas bien y mejor cada día, pues escoge el camino más excelente que es el amor, corriendo su carrera sobre el camino de la perfección
«Es tiempo del labrador, aquel que cree, decide, y hace; aquel que esta convencido de que si se pueden hacer las cosas, porque ha sido justificado por Dios, por su eterno amor. El labrador es aquel que recibe la misericordia de Dios y es movido a misericordia labrando arduamente.»
Para construirnos como un pueblo es necesario multiplicarnos, entendiendo el legado que hemos recibido de nuestros padres Abraham, Isaac y Jacob. Legado heredado por nuestros padres en la fe.
Nosotros solo debemos tomar la decisión de buscarle; buscar a Dios creyendo que él envió a su amado hijo por nosotros, y recibirle en el corazón obteniendo la salvación